En muchos textos sobre Finlandia aparece una frase que ilustra claramente lo que significa la sauna en ese país: «Si alguien quiere entender lo que es ser un finlandés, entonces tiene que entender lo que es una sauna. Si usted no experimenta la sauna, entonces usted no experimenta Finlandia».
Sauna en una palabra universal para cualquier idioma y cuenta con muchos aficionados en todo el mundo, pero para los finlandeses no es un lujo, es parte de su cultura y de su historia. A los niños se les enseña a comportarse dentro de una sauna como si estuvieran en la iglesia.
Este ritual se ha repetido en Finlandia por miles de años, desde que los primeros pobladores cavaron una zanja en el suelo y calentaron un montón de piedras. Tras las arduas tareas del campo, la sauna proporcionaba alivio para limpiar y calmar los músculos doloridos. «Los finlandeses dicen que la sauna es la farmacia de un hombre pobre. Si un enfermo no se cura con alquitrán, trago o sauna, se va a morir», dice un proverbio finlandés (el alquitrán se utilizó históricamente como un antiséptico).
Para muchos finlandeses, la sauna es la habitación más sagrada de la casa y la más estrechamente relacionada con su bienestar que también se puede utilizar a temperaturas más bajas, forma parte de los grandes acontecimientos de la vida de un finlandés e incluso las mujeres daban a luz en las saunas tradicionales, pues las paredes estaban cubiertas de hollín, naturalmente resistente a las bacterias, por lo que era considerada la habitación más limpia en la casa. Las saunas fueron además el lugar para los rituales de purificación antes del matrimonio y los cuerpos de los muertos eran lavados y preparados para el entierro en esos bancos de madera.
A pesar del calor, que puede alcanzar hasta los 160ºC, los finlandeses insisten en que las saunas ‘enfrían’ las situaciones tensas. Hoy en día, Finlandia es una nación de 5.3 millones de personas y 3.3 millones de saunas, que se ubican en hogares, oficinas, fábricas, centros deportivos, hoteles, barcos… el 99% de los finlandeses van a la sauna por lo menos una vez por semana y mucho más cuando visitan su casa de verano en el campo. Allí el modelo de vida tiende a girar en torno a la sauna y a un lago cercano que se utiliza para refrescarse.
En el cuarto con paneles de madera a media luz, hombres desnudos están sentados en silencio, sudando. Uno se golpea en repetidas ocasiones con ramas de abedul. Otro, toma un cucharón de agua y cuidadosamente lo vierte sobre las piedras calientes de la estufa en la esquina. En cuestión de segundos, una ola de calor húmedo se arremolina alrededor de los tobillos y las piernas antes de envolver todo el cuerpo. Sus poros se abren y el sudor los cubre desde la cabeza hasta los pies. El agua arrojada sobre las piedras calientes emite un vapor conocido como loyly. Cada sauna tiene su propio carácter y su propio loyly distintivo. Cuanto mejor sea el loyly, más agradable será la sauna.
Algunos consejos básicos para disfrutar de una sauna en tu viaje a Laponia: la sauna tiene muchos beneficios y pocos secretos.
- Dependiendo de si la sauna es mixta o separa a hombres y mujeres, el bañador será o no necesario. Si es mixta, se usa bañador, si no, probablemente, no sea necesario ni recomendado.
- La toalla es muy necesaria. Se usa para secarse tras la última ducha y también para abrigarse si sales a tomar el aire entre sauna y sauna. Llevarla dentro de la sauna no es lo habitual.
- Aunque parezca extraño, un gorro ayuda a proteger el pelo de las altas temperaturas. Normalmente de lana, lo suelen llevar los profesionales de la sauna.
- Las zapatillas más habituales son las típicas que se usan para deportes acuáticos. Sirven tanto por higiene como para andar por suelos fríos o resbalosos.
- Beber agua es más que necesario. Se suele beber entre entrada y entrada a la sauna. Como alternativas, zumos o bebidas en general son recomendables para recuperar líquido. El alcohol no suele recomendarse, pero no está mal visto y es habitual tomar cerveza en los descansos.
- Es normal usar una rama de abedul o vihta para azotarse mientras se toma la sauna. Se trata de una terapia para facilitar la circulación de la sangre, al tiempo que perfuma la estancia.
- No se come dentro de la sauna. Sin embargo, es habitual tomar un tentempié entre sesión y sesión y, lo mejor, es comer tras una buena sauna ya que abre el apetito.
- Antes y después de sudar, es necesario ducharse, claro está. Una buena alternativa es ducharse bien y secarse luego un par de minutos en la sauna.
- No debemos vestir camisetas: la tradición dicta que el interior de la sauna es un lugar para usar poca o ninguna ropa y tampoco llevar anillos, pulseras metálicas, etc. para evitar quemaduras.
- Deberían evitarse las comidas pesadas y el alcohol antes de la sauna, aunque la sauna no solo te deja relajado y satisfecho, sino también sediento y con hambre y es entonces cuando tendrías que tomarte algo refrescante para saciar la sed y restaurar el balance corporal. Lo que bebas dependerá de la costumbre local. A los finlandeses les encanta una cerveza suave y fría. De todos modos, ante la más mínima duda, es recomendable consultar a tu médico para saber si para ti es recomendable la sauna.
La sauna es un lugar para aliviar el estrés y las tensiones sin prisas y casi una religión en Finlandia. La temperatura de la sauna es una cuestión de gustos, aunque la Sociedad Finlandesa de la Sauna recomienda entre 80-100 grados Celsius. Algunas personas, sin embargo, están satisfechas a los 70 grados. En lo que todos manifiestan su acuerdo es en que competir para ver quién resiste más tiempo a la temperatura más elevada es algo insensato al mismo tiempo que insano.
«Quien comparte una sauna con su abuela, ha visto el cuerpo de una mujer mayor sin ropa y creo que eso es muy bueno porque no se ve muy a menudo. Es muy saludable ver los diferentes tipos de pechos y traseros que no se muestran en las revistas». Otra de las “sentencias” finlandesas que nos hace pensar que, efectivamente, la sauna tiene muchas ventajas…
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