Finlandia está situada en el norte de Europa. Una cuarta parte de su superficie se encuentra dentro del Círculo Polar Ártico. Tiene frontera terrestre con Suecia, Noruega y Rusia, y el golfo de Finlandia la separa de Estonia. La mayor parte de su territorio está constituido por una meseta suavemente ondulada, de roca erosionada y bosques. Las colinas redondeadas caracterizan el paisaje del extremo norte, la Laponia Finlandesa. Las principales ciudades de Finlandia son: Helsinki, Tampere, Turku, Vantaa, Espoo y Rovaniemi, considerada la capital finlandesa del Ártico y también el lugar de residencia de Papá Noel. Te ofrecemos las mejores opciones para viajar a Laponia.
Costumbres
Los habitantes de Finlandia están entre los europeos que gozan de mayor espacio personal, debido a la densidad poblacional. Los finlandeses llevan a cabo gran parte de sus actividades diarias en sus casas o en las inmediaciones de éstas. El carácter finlandés, en general parco en palabras y fundamentalmente práctico, está profundamente influenciado por su entorno.
Una de las costumbres más extendidas en la cultura finlandesa es la de la sauna. La sauna es sagrada para los finlandeses. Aparte de su efecto purificante, la sauna posee un valor intrínsecamente ritual, con su alternancia de baños calientes y fríos y las ramas del abedul recién cortadas para activar la circulación. Es una excelente manera de relajarse y entrar en calor, especialmente si va seguida de un chapuzón en el mar o en un lago.
Hoteles
En la mayoría de los países escandinavos no rige una clasificación hotelera oficial y la existente, que otorga el propio sector hotelero, no es equiparable a la española. Por la propia cultura y tradición de sus gentes, en los hoteles prima la practicidad y funcionalidad por encima de cualquier tipo de lujo, si bien es cierto que en la mayoría se pone a disposición de los clientes servicios complementarios, casi siempre gratuitos, entre los que cabe destacar la típica sauna finlandesa. Los hoteles son siempre correctos y limpios, pero las habitaciones no suelen ser muy grandes, por lo que no recomendamos usarlas como triples o cuádruples. El desayuno es siempre buffet. En los iglús y hoteles de hielo siempre se incluye un saco térmico especial.
Auroras boreales
Folclore y leyendas al margen, el fenómeno físico de las auroras boreales se produce cuando las partículas de carga positiva (iones) que desprende el sol y viajan por el espacio a velocidades de hasta 1200 km/seg. chocan contra la tierra. Algunas de estas partículas quedan atrapadas en el campo magnético terrestre y se desplazan hasta la ionosfera. Es entonces, al colisionar contra los gases de esta capa terrestre, cuando se produce el fenómeno de luz y movimiento conocido como Auroras Boreales (Norte) o Auroras Australes (Sur). El abanico de colores va desde el rojo al verde, pasando por el azul y el violeta. Para poder ver las auroras en su máximo apogeo es necesario encontrarnos con una noche sin nubes, con temperaturas por debajo de 0ºC y una buena dosis de suerte. Alejarse un poco de las ciudades y sus luces artificiales también suele ser recomendable.
Luz Solar
Una de las cuestiones que suele despertar más dudas son las previsibles pocas horas de luz solar de las zonas sub-árticas durante el invierno. Durante lo que los finlandeses llaman “Kaamos” o “período de luz azul” la nieve, la luna y el horizonte lejano compensan la falta de sol. Durante este periodo la luz ártica inunda toda la Laponia y tanto sus habitantes como los turistas continúan con su quehacer diario y sus actividades. A medida que avanzan los meses de invierno las horas diarias de luz solar también crecen: así, en enero nos podemos encontrar con unas cuatro horas de luz al día en el Círculo Polar Ártico y a finales de marzo podemos tener hasta doce horas.
Zonas de interés
Helsinki
Helsinki, capital de Finlandia, mima a sus visitantes con su arquitectura. La famosa iglesia de Tempeliaukkio, (luterana) excavada en una roca y coronada por una cúpula de cobre, es digna de verse así como el Museo Nacional, que constituye el mejor escaparate de la historia de Finlandia. La Plaza del Mercado, un centro cultural de gran vitalidad, y el Edificio del Viejo Mercado del Puerto, son la meca de los que buscan exquisiteces culinarias.
En la orilla de la Bahía de Töölö, se encuentra el Invernadero, donde se exhibe una exótica muestra de flores que varía según la época del año. Otro lugar a tener en cuenta es la nueva sede de la Ópera y del Ballet Nacional de Finlandia, acabada en 1993,
El Monumento a Sibelius, obra de la escultora Eila Hiltunen, está ubicado en el parque con el nombre del maestro y es un homenaje al compositor nacional de Finlandia. Entre los museos cabe destacar el Ateneum.
La obra más apreciada es el Centro, de estilo imperial, un monumento arquitectónico cuyo centro forman la Catedral evangélico-luterana y la Plaza del Senado, con sus edificios de estilo neoclásico.
El antiguo Puerto de Katajanokka y sus edificaciones forman un perfecto conjunto de estilo modernista y los edificios a lo largo del Parque de Esplanadi, un sitio ideal para descansar entre compra y compra, dan un aire parisino a la ciudad.
Desde el mar se puede identificar la Catedral de Uspenski por sus doradas cúpulas. El Puerto del Sur es el punto de partida hacia Suecia, Estonia y Alemania. El Estadio ha sido el escenario de muchos acontecimientos deportivos internacionales organizados en Finlandia.
Turku
Es una de las poblaciones más antiguas de Finlandia. Durante mucho tiempo ha sido la principal puerta de entrada del país desde la vecina Suecia. Buena parte de los monumentos históricos están en esta ciudad. Se estructura en torno al río Aura, en cuyos márgenes se sitúan muchos de sus atractivos turísticos más importantes, además de bares, cafés, restaurantes y galerías de arte que en verano llenan de vida el paseo. La plaza del mercado presidida por la iglesia ortodoxa es otro de sus centros neurálgicos. Próximo a la terminal de ferris, junto a la desembocadura del río, se levanta imponente el Castillo de Turku. Su visita permite internarse en los orígenes no solo de la región sino de toda Finlandia.
Laponia
A los más viajeros y a los que les gusta experimentar y salirse de los caminos habituales, seguro que les atrae alguna de estas posibilidades: dormir en un iglú de hielo que se construye cada invierno y se derrite con la llegada de la primavera, en el norte de la Laponia Finlandesa o apuntarse a un apasionante safari de trineos, tirados por perros o renos.
Otras propuestas de este idílico lugar son: hacer un crucero en buque rompehielos o recorrer el Parque Nacional de Oulanka a caballo y vivir en una cabaña del bosque.
Si lo que te gusta es la pesca del salmón, podrás capturar ejemplares de hasta veinte kilos en el río Kymi y en los rápidos de Langinkoski, que fueron los lugares de pesca favoritos del zar Alejandro III.
Laponia es una de las zonas más populares para la práctica del piragüismo. La agencia local Lapptreks, sita en Inari, ofrece un atractivo viaje combinado que incluye este deporte, senderismo y una experiencia singular: buscar oro en el río.
Después de tanta aventura y vida agreste o primitiva, el cuerpo pedirá un poco de sibaritismo. El balneario de Naantali, en el archipiélago de Aland, es un lujoso establecimiento para relajarse y ponerse a punto.
Rovaniemi
Capital administrativa de la provincia de Laponia, está situada a poco más de una hora en avión desde Helsinki (aproximadamente a 800 km al Norte), cerca de la mística e imaginaria línea del Círculo Polar Ártico, entre los montes de Ounasvaara y Korkalovaara, en la confluencia de los ríos Kemijoki y Ounasjoki. Desde esta línea del Círculo Polar Ártico hacia el norte, por lo menos un día al año no se pone el sol en verano y no sale el sol en invierno. La región tiene una temperatura media de +0,2°C, una mínima de -45,3°C y una máxima de + 30,6°C. De media, el terreno está cubierto de nieve durante 183 días al año y el sol de medianoche puede ser observado desde el 6 de junio al 7 de julio.
Sus cabañas de madera fueron arrasadas durante la segunda guerra mundial y la ciudad fue reconstruida bajo la dirección del famoso arquitecto finlandés Alvar Aalto. Hoy en día los símbolos de la moderna Rovaniemi son el vanguardista puente Jätkänkyntilä y el Centro Cultural Arktikum. En el Arktikum se sienten palpitar las costumbres de los pueblos que habitan esta región del norte.
Rovaniemi, la ciudad de la nieve que brilla debajo de las asombrosas luces de la aurora boreal, es también la capital del mundo de la Navidad, donde podrá encontrar al mismísimo Papá Noel en su taller, o en el parque temático Santa Park. En la oficina de correos de Papá Noel, ubicada en el Círculo Polar Ártico, los duendes franquean tus postales con un sello especial. También por este parque pasa la línea del Círculo Polar Ártico. Durante el curso académico mantiene una ferviente vida universitaria y nocturna.
A tan solo una hora de coche desde Rovaniemi, el Zoo de Ranua es un destino fascinante para toda la familia. Más de cincuenta especies boreales viven en este zoo: algunos hibernando, otros jugueteando en la nieve.
La región de los Lagos
Guarda muchas de las esencias que conforman el carácter general de Finlandia. Abarca una extensa área al sureste del país en torno a dos grandes triángulos: el formado por las ciudades de Jyväskylä. Kuopio y Savonlinna, por un lado, y el que ésta última población forma con Lappeenranta y Mikkeli. Los grandes lagos de Päijänne y Saimaa delimitan físicamente la zona y constituyen un paisaje de aguazales sin fin, que han creado aquí la región lacustre más importante del continente europeo. Es, junto con Helsinki y Laponia, un punto turístico indispensable ya que es un destino insuperable para disfrutar de unas vacaciones de verano en familia. Podrás alojarte en una cabaña de madera, recorrer durante el día las aguas cristalinas o los senderos que se adentran en los cosques de las islas y practicar el descenso de rápidos o la pesca del preciado “siika”, un pescado blanco de alto valor culinario.
La Nación Sami (Lapones)
Hace varios siglos, cuando suecos, noruegos y finlandeses llegaron a las estribaciones más remotas de lo que después serían sus respectivos países, encontraron una civilización que mucho antes ya se había adaptado perfectamente a las condiciones extremas de unos territorios por los que, en un principio, apenas hubo competencia. Los samis, o lapones (como a menudo se les denomina de manera simplificada), llegaron a la península escandinava hace más de 3000 años, en busca de tierras vírgenes desde una zona que hoy situaríamos en torno a la actual Hungría.
Durante la Edad Media los vikingos empujaron a los samis hacia el norte del Círculo Ártico. Ésta es la razón por la cual la raza sami es menos corpulenta y rubia que la escandinava. Por el mismo motivo, la lengua sami está lejanamente emparentada con el húngaro.
En un principio, la política de los gobiernos escandinavos respecto a los samis fue de colonización cultural. Afortunadamente, en las últimas décadas han proliferado las instituciones destinadas a preservar la identidad de un pueblo espiritualmente enraizado en la convivencia armónica con la naturaleza. Los samis están repartidos entre varios estados europeos: en Noruega viven unos 20000 samis, de 5000 a 8000 en el norte de Suecia, 2500 en el norte de Finlandia y 2000 en la península rusa de Kola. Los samis han sido tradicionalmente nómadas, dedicados al pastoreo de renos, la caza y la pesca.
En nuestros días unos 7000 lapones practican todavía este método de supervivencia y se calcula que poseen cerca de medio millón de renos. La cría de este animal requiere un alto grado de coordinación entre las familias y comunidades samis. Así, cada familia pertenece a una especie de cooperativa que migra con sus rebaños por la zona asignada. Estos grupos de propietarios se unen en distritos, para promover los intereses de toda la comunidad que se dedica al pastoreo. Sin embargo, la llegada de inmigrantes, centrales hidroeléctricas, minas y turismo, han modificado en gran medida la vida de este pueblo. El impacto ambiental y la contaminación han reducido los pastizales y muchos pastores han tenido que optar por una vida sedentaria.
Al ser un pueblo amenazado social y culturalmente (la identidad de este pueblo se vio debilitada por los esfuerzos que, durante décadas, realizaron los países nórdicos y Rusia para que esta etnia se integrase en su cultura) no todos ellos hablan la lengua sami. Tal vez solo la mitad conservan todavía su idioma, del que hay diez variantes. El idioma sami más hablado cuenta con unos 30000 hablantes. El resto de las variantes tienen en general menos de 500 hablantes cada uno. Los lenguajes sami pertenecen a la familia lingüística fino-ungárica y comparten el mismo origen que el finlandés, estonio y húngaro. El idioma sami tiene unas 400 palabras para ‘Reno’ y una palabra del lenguaje sami se ha extendido por todo el mundo: ‘Tundra’.
Su creencia religiosa es tradicionalmente animista. Según las antiguas creencias, todo elemento de la naturaleza, desde los animales hasta los minerales, tiene un alma. Los samis pastores que todavía se dedican a los renos han cambiado las largas marchas durante meses por el uso de automóviles, motos de nieve, trineos… con lo que la ganadería es hoy día más un negocio que una forma de vida.
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